El mar se abre en la inmensidad del horizonte,
Devora impaciente el último brillo anaranjado del sol,
Las nubes aún reflejan su ardor,
El brillo se niega a abandonar la imagen,
El pincel divino ha hecho su obra maestra,
La brisa envuelve suavemente mi cuerpo estático,
Contemplando el fin de un día más,
La luz se apaga poco a poco,
El sol descansa mientras la luna comienza a brillar,
La brisa se torna helada y me despeina sin cesar,
El mar y el cielo se mezclan lentamente,
La oscuridad absorbe todo a su paso,
Tan sólo el reflejo lunar muestra la inmensidad del mar.
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